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La banca concede créditos según tus redes sociales

Lo que escribes en Facebook o Twitter, la frecuencia con que actualizas tu perfil, tu red de contactos, los contenidos a los que das 'likes'... hasta vivir en un barrio rico. Son los nuevos criterios de la banca para decidir si te concede un crédito o no, todo un ataque a la privacidad y la libertad de los consumidores.

03-08-2016

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Puede que seas de los que, después de ver ‘Mr. Robot’, ya es consciente de los peligros a los que nos exponemos en la red, de la vulnerabilidad que supone compartir nuestros datos en las redes sociales. Pero no todo es espionaje cibernético alternativo. Los mismos bancos a los que ataca el protagonista de la serie se han lanzado abiertamente a la creación de un algoritmo que permite a las entidades financieras determinar, a través del perfil de los usuarios en redes sociales, si una persona pagará o no un préstamo.

Así, las entidades, lejos de funcionar como la ‘nueva banca’ que han prometido ser para ganarse de nuevo la confianza del cliente, han decidido apoderarse de las tecnologías más avanzadas y agresivas para actuar como la ‘banca de siempre’.

El último ejemplo se llama Big Data Scoring, una empresa impulsada por la multinacional de tarjetas de crédito MasterCard que ha creado un algoritmo utilizado por los bancos para decidir si concede o no un crédito a una persona.

El algoritmo, puesto en funcionamiento a principios de 2016, rastrea en internet tu perfil: dónde vives, quiénes son tus amigos, los ‘likes’ de tus redes, si tienes cuenta en una red profesional, si la mantienes actualizada, etc. "Con ello se define si eres más favorable a pagar o no”, explica Robert Brunet, uno de los responsables de la empresa.

De este modo, lo que antes hacía el responsable de la sucursal cuando solicitábamos un préstamo ahora lo hace una máquina que parece pasar por alto que el big data solo es fiable si se mueve a partir de evidencias, mientras que las redes sociales muestran meras intenciones no siempre reales. Es más, la aplicación de la banca se basa en clasismos inadmisibles: por ejemplo, si vives en un barrio rico, serás un buen cliente y devolverás el préstamo; si vives en un barrio pobre, eres un moroso en potencia: “Es más factible que pagues si vives en Sarrià que en La Mina”, explican desde el proyecto.


BIG DATA: ORO PARA LA BANCA

No es la primera vez que la banca intenta a toda costa hacerse con información personal con fines comerciales. Con motivo del cumplimiento de la Ley 10/2010 de Prevención de Blanqueo de Capitales –pensada justamente contra el fraude de las grandes fortunas-, las entidades financieras han tenido que verificar la identidad de los titulares de todas sus cuentas, para lo cual bastaba con digitalizar el DNI del cliente. Sin embargo, aprovechando una ambigua normativa del Banco de España, se ha dado carta libre a la banca para proveerse de no solo del DNI, sino de información susceptible de usarse para fines comerciales, como la declaración del IRPF, nóminas o contratos de trabajo.

Resulta paradójico que, después de que la banca se haya saltado los controles legales que determinan la idoneidad del cliente para venderle un producto –como demuestran los fraudes de las preferentes, las cláusulas suelo o directamente la concesión de hipotecas durante la burbuja inmobiliaria-, ahora se empeñe en utilizar métodos tan intrusivos y al margen de la regulación para clasificar a un cliente como “de riesgo” o no en relación a lo que aparece en sus redes sociales.

De nuevo, y a pesar de que los principales deudores de la banca son grandes empresas, se señala al pequeño ahorrador como el mayor causante de la morosidad. Mientras, los bancos siguen ofreciendo productos tóxicos y con condiciones abusivas, como los intereses usureros de muchos de sus créditos. Y es que cada vez más personas son víctimas de estos altos intereses que esconden tarjetas ‘revolving’, créditos rápidos y microcréditos, concedidos por ‘chiringuitos’ ajenos a toda supervisión pero también por empresas dependientes de la gran banca.


SÍ A INTERNET Y REDES SOCIALES, PERO DE FORMA SEGURA

Por todo ello es imprescindible que ejerzamos un consumo crítico y responsable, también como usuarios de redes sociales e internet en general. Podemos aumentar los niveles de privacidad de nuestra actividad en Facebook o Twitter modificando la configuración de nuestras cuentas, o rechazando las cookies, esa otra forma de intrusismo en nuestra privacidad gracias a la cual las empresas pueden bombardearnos con publicidad personalizada. Aquí te explicamos cómo borrar de tu ordenador esos archivos que se instalan en el navegador para ‘recordar' nuestras preferencias.

¿Llegará a existir la aplicación que identifique los fraudes bancarios antes de caer en sus redes? Mientras tanto, la mejor arma que tenemos los consumidores es la formación crítica e independiente. Para ello, y de forma totalmente gratuita, la plataforma Online de Educación Financiera de ADICAE ofrece una gran variedad de cursos mediante los cuales aprendemos a detectar cláusulas abusivas en los contratos y ofertas y cómo enfrentarnos a ellas.

Comentarios: 1

1 - 20-08-2016 - 19:04:59 h
M'interessa rebre informació. Gràcies

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