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El precio de la gasolina en España sube un 60% en cinco años, donde más de toda Europa

Parecía dar una tregua durante el otoño, pero con la llegada del invierno y de la Navidad se ha vuelto a desbocar. El precio de la gasolina en España vuelve a caminar sobre máximos, obedeciendo fenómenos muy alejados de la demanda de los consumidores... Y de sus intereses, claro. El litro de la 95 empieza el año por encima de 1,4 euros, y el de diésel está en 1,36 euros, un 60% más caro de media de lo que se pagaba a principios de 2009. El abuso suma y sigue...

09-01-2014

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Sin tantos impuestos ambientales como los que rigen en la mayor parte de los países europeos, la fiscalidad de los carburantes en España es de las más bajas de toda la Unión Europea. Sin embargo, el comportamiento abusivo e insostenible de las petroleras para con los consumidores está consiguiendo que los precios de las gasolinas en nuestro país converjan con rapidez con los de otras economías más pujantes y con mayor riqueza, de tal modo que España es el país de los considerados grandes en Europa en el que más ha subido este producto.

El observatorio de precios de los carburantes de la UE lo dice bien claro; comparar el precio por litro a principios de este 2014 y a principios de 2009 muestra una evolución tremendamente preocupante. El litro de gasolina 95 en España es un 63% más caro, y el de diésel ha subido también, un 56%. Cifras mareantes, que no se repiten en ningún otro país de los considerados núcleo de la Unión Europea, aún a pesar de que someten a este derivado del petróleo a mayores cargas fiscales.

Las gasolinas en España comienzan 2014 con un precio récord, otra vez en máximos, confirmando que la tregua de otoño era simplemente eso, una tregua, rota en Navidad

Las gasolinas en España comienzan 2014 con un precio récord, otra vez en máximos, confirmando que la tregua de otoño era simplemente eso, una tregua, rota en Navidad. El litro de 95 se sitúa ya muy cerca de los 1,41 euros, y el de diésel se acerca de manera imparable a los 1,36 euros. Lejanos tiempos aquellos en los que los carburantes estaban por debajo del euro el litro. Así ocurría a principios de 2009; entonces, el litro de gasolina sin plomo estaba en 0,86 euros, y el de gasóleo de automoción circulaba a 0,87 euros.

Desde entonces, un encarecimiento continuo, constante, imparable, sufragado por unos consumidores sufridos, que dependen en buena medida de la automoción, y del petróleo, para la mera subsistencia, para trabajar. Los ingresos familiares no han subido ese 60% que sí se han encarecido los carburantes, bien al contrario. Pero a las petroleras, y a la banca que las controla, poco parece importar la situación económica de las familias. Tampoco a los reguladores, incapaces de poner coto a un mercado absolutamente oligárquico. 

¿Qué ha pasado en Europa?

Desafortunadamente, España se ha apresurado a converger el precio de la gasolina, sin hacer lo propio con los ingresos de los consumidores. Los gurús del mercado petrolero se han cansado de repetir que los combustibles en España son más baratos que en Europa. Ya no es así. Gran Bretaña es el único país que ha seguido un proceso parecido de encarecimiento; su gasolina 95 es un 63% más cara, como en España, si bien su diésel se ha moderado, y ha subido un 50%.

Italia es el siguiente país en el que los carburantes han experimentado una subida importante. Menor que la española, pero fuerte también, un 55% de media entre 2009 y 2014. Prácticamente el resto de los países europeos han encarecido sus gasolinas, sí, pero a niveles más moderados y con un punto de vista social, como herramienta de recaudación fiscal. En Francia, por ejemplo, la 95 es un 36% más cara, y el diésel, que ya está más barato que en España, ha subido un 33% en cinco años. 

En Alemania, por fin, la subida de los carburantes es aún menor, y el coste del combustible allí es prácticamente comparable al de España. La gasolina sin plomo está en 1,53 euros el litro, un 33% más cara que en 2009, y el diésel ha subido un 28%, para situarse en 1,39 euros el litro. En efecto, a la hora de pagar las gasolinas, ya somos europeos como los demás. Al encender el motor de nuestros vehículos, también ponemos otro granito de arena en el rescate de la banca española. 

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